Las novias, siempre alborotadas ellas, siempre corriendo de un lugar a otro, ajetreadísimas por estar al tanto de cada uno de los detalles de la boda, alegrándose, disgustándose, esperando que todo salga a la medida.
Algunas veces todo queda muy bien, pero a veces y sólo a veces, resulta que la novia olvidó revisar uno de los accesorios más importantes: el vestido nupcial.
Esto sucede. Y no es que pase a propósito sino que se olvidan ciertas reglas básicas al momento de probarse el vestido.
Entonces, se piensa que la novia sólo necesita verse al espejo y dar unas cuantas vueltas para verse la espalda y el vuelo, y así, dicho vestido se verá igual de perfecto durante las tantas horas de boda y fiesta.
Craso error. Lo peor de todo es que muchas veces las novias tienden a bajar de peso excesivamente y de manera rápida para el día del casorio y esto hace que en las repetidas pruebas de vestido siempre quede algo por hacer.
Por tanto, no te permitas que este sea tu caso, estate atenta a tu cuerpo y a sus diferentes posturas durante la boda.
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